Advertí en mi Columna de ayer del peligro que corremos los mexicanos con una SCJN subordinada a los caprichos del presidente de la República. Hoy martes terminaron por confirmar mi aserto.
Bajo argumentos inverosímiles del presidente de la Corte, votó a favor de una norma inconstitucional, tal y como lo hiciera con aquella pregunta para llevar a cabo la “consulta para enjuiciar a los expresidentes de la República”. Arturo Zaldivar Lelo de Larrea volvió hacer de las suyas con tal de complacer la “ratificación de mandato” que auto promueve AMLO.
Banal el argumento de Zaldivar. Basó su alegato en las poco más de 3 millones de firmas que promovieron la realización de la consunta. También dijo que, de cambiar la pregunta “los promoventes podrían confundirse”; así que, era mejor dejar la doble pregunta, la: “o que siga en el cargo y revocación de mandato”. Así de rupestre el criterio del presidente de la Suprema Corte de Justicia.
La morenista, Doña Loretta Ortiz Ahlf, había adelantado su oposición a declarar la inconstitucionalidad de las normas, bajo la inaceptable argucia de no existir impedimento en la Constitución; ello luego de haber sido suspendida la sesión del Pleno por la rara, rarísima aparición de “humo” por los ductos del aire acondicionado.
Seguramente Arturo Zaldivar no tenía la certeza de evitar que procediera la inconstitucionalidad, así que inventaron lo del “humo” (cierto, no es broma) para suspender la sesión y reiniciarla el día de hoy, en la que por la diferencia de un solo voto no se declaró la inconstitucionalidad de la norma que sí es inconstitucional. 7 votos a favor de declarar la inconstitucionalidad, un voto más y hubiese sido declarada inconstitucional. En este caso, ganó la minoría de 4 ministros y la norma se aplicará el día de la jornada de la consulta.
Si algún prestigio le quedaba al presidente de la Corte, bajo su inconcebible razonamiento, todo lo echó por la borda. Queda claro que AMLO ya manda en la SCJN, logró los votos necesarios para evitar echar atrás cualquier reforma secundaria que sea inconstitucional, pésimo ejemplo.
Bajo la ejecutoria en este asunto, Morena y sus aliados no necesitan reformar la Constitución, basta con leyes secundarias y estas sean declaradas constitucionales por la minoría de los ministros de la Corte. El régimen jurídico pisoteado por los impartidores de justicia: por el más “alto tribunal”.
Las y los ministros de la SCJN abren la puerta a la ilegalidad que trastoca la legalidad. En contra del proyecto que proponía la inconstitucionalidad se manifestaron los ministros Loretta Ortiz Ahlf, Yasmín Esquivel Mossa, Arturo Zaldívar y Juan Luis González Alcántara. Estos permitieron que subsista lo que no está en la Constitución: “o que siga en la Presidencia de la República hasta que termine su periodo”. De “revocación, pasó a ser ratificación”.
Para el común de la población podrá parecer intrascendente lo resuelto por la Corte. Sin embargo, para quienes tenemos las bases del conocimiento constitucional a virtud de haber estudiado la carrera de Licenciado en Derecho y haber trabajado en el Poder Judicial, apreciamos un verdadero peligro al cambio de régimen” en donde prospera más la voluntad del presidente de la República, que el respeto a la Constitución.
Si no hay cumplimiento al Estado de Derecho y este lo interpretan acorde a sus intereses políticos, todos los mexicanos corremos el peligro de ser avasallados por las abusivas autoridades.
La única instancia de hacer respetar el Estado de Derecho, es precisamente el Poder Judicial. Y si este se ha subordinado de manera burda y absurda al Poder Ejecutivo. AMLO ha demostrado que hace prevalecer su “justicia” a voluntad propia. El Estado se transforma en una tiranía, característica que distingue a los gobiernos autoritarios. Poco a poco limitan los derechos humanos hasta hacerlos depender de la voluntad del gobernante.
Hoy. los criterios jurídicos son amorfos, ya no se subordinan al Estado de Derecho, se manipulan a voluntad del presidente López Obrador.
Lo constitucionalmente correcto era que los ministros respetaran la Carta Magna, en ella no se plasma lo que hoy cínicamente evitaron se declarada inconstitucional.
Zaldivar jugó sucio. Presionó al ministro que iba a votar a favor de la inconstitucionalidad de la norma secundaria y para ello el traidor de Arturo Zaldivar, preparó la “celada”. Ordenó aplicaran “humo para nublar las ideas” e invadiera la sala de Plenos para suspender la sesión, tiempo necesario para obligar a un ministro a cambiar su voto ¿A qué ministro presionaron?
Héctor Parra Rodríguez