Brutal el “acarreo” de invitados al informe de Andrés López Obrador. Solo así pudo llenar la plancha del Zócalo capitalino, sin importar que profesores estuvieran en plantón por falta de atención del gobierno de la 4T.
El extinto líder de los plantones y las marchas, esta vez no estuvo presente en el desfile. En su lugar acudió el presidente de la República, quien no alzó la voz para demandar y exigir al incompetente gobernante de la 4T, que baje el precio de la gasolina, que acabe con la delincuencia, que meta a los soldados a sus cuarteles, que mejores el sistema de salud, que baje el precio de la energía eléctrica, que haya apoyo a las madres y padres solteros con Estancias Infantiles, que brinde medicamentos a los menores con cáncer. Ese líder demandante ya no existe.
Al desfile acudió otro López Obrador, el nuevo López, el que destruye instituciones, el que protege a delincuentes, el que dilapida los recursos públicos en caprichos. El López que ahora disfruta del poder y el dinero, el que vive en un Palacio, ese fue el que encabezó el desfile gubernamental con miles de “acarreados”. Acabó la espontaneidad. El gobierno de AMLO ahora organiza, desde la presidencia, los desfiles y se pasea frente a miles de “acarreados”. Feliz el hombre que, desnudo se paseó caminando durante varias horas.
Entre alabanzas de periodistas de los medios de comunicación nacional, éstos presumían el júbilo de la gente, el “jolgorio” populachero del presidente. Todo por no perder los jugosos contratos de publicidad. Lo contrario a la conducta periodística asumida en la marcha del pasado 13 de noviembre, casi al límite del silencio.
Esos periodistas perdieron la objetividad, nunca mencionaron los cientos de camiones que transportaron a los “espontáneos” o los pases de lista para ser merecedores a tortas y jugos, tampoco informaron sobre la propaganda institucional promovida desde la misma presidencia de la República. 4 años fueron suficientes para doblegar a muchos periodistas y medios de comunicación.
Tampoco dieron cuenta los medios de comunicación el paso de los camiones del Ejército Mexicano, con cientos de civiles a bordo de las unidades. Jubilosos los soldados, vestidos de civiles, fueron al desfile invitados por el presidente López Obrador.
Desde que AMLO anunció la “revancha” de la movilización, tuvo que cambiar la causa o razón de su desfile. Al final su movilización oficial tuvo que ser promovida como festejo al cuarto informe de gobierno ¿Cuál informe de gobierno? En ninguna norma jurídica vigente está la obligación del presidente López, de rendir informes cada vez que se le antoja.
Los únicos informes previstos en la Constitución, son aquellos que rinde por escrito ante el Congreso de la Unión, cada primero de septiembre. Ningún otro informe oficial. Las lisonjas en carne propia se transformas en ofensas.
Así pretendió cubrir el delito que cometió tanto Andrés López Obrador, como su camarilla de delincuentes y funcionarios públicos al destinar cientos de millones de pesos para vanagloria del promotor de la fiesta del cuarto informe de gobierno. Ni así pueden ocultar la conducta delictiva cometida por las autoridades de la 4T.
Las imágenes que fueron captadas del desfile del y para el presidente, dieron cuenta del menor número de asistentes al “jolgorio”. La simple visión desde lo alto no puede mentir, aunque muchos reporteros insistían en que eran miles y miles de personas. A pesar de todo el esfuerzo y dinero público para la movilización que emprendieron funcionarios de gobierno federal y estatales, no alcanzaron a los números de asistentes a la marcha ciudadana en defensa del INE.
Esta vez calcularon que fueron poco más de 700 mil los asistentes, en tanto que en la marcha ciudadana apenas si fueron entre 10 y 12 mil las y los manifestantes, según informó el cínico de Martí Batres, secretario de gobierno de la Ciudad de México; luego AMLO diría que fueron entre 55 y 60 mil, para luego bajar su estimación presencial. No se les quita lo tramposos. Algunos enjundiosos oficialistas calcularon una concentración de 2 millones de personas. Fracasados.
En la práctica de movilización para las elecciones del 2024, no les alcanzará la fuerza en comparación con el músculo demostrado por la sociedad organizada. La suerte está echada. El presidente, con su partido y apoyo de cientos de servidores públicos, no tiene ni la capacidad ni la fuerza electoral que presumen.
Si la sociedad organizada logra ponerse de acuerdo con los partidos que forman la “Alianza por México”, por adelantado el resultado está dado.
AMLO seguramente tendrá que recurrir al fraude electoral para alcanzar su objetivo. La misma sociedad deberá impedir el atraco que ya adelantan. Habrá que tener mucho cuidado. El gobierno federal también demostró que utilizará al personal de las fuerzas armadas en su beneficio en tiempos electorales.
AMLO, como la selección mexicana de futbol frente a la de Argentina, ambos perdieron a la vista de todos. Una vergüenza y deshonra para la mayoría de los mexicanos. Un desfile que no prendió mas que en el ánimo de los asistentes que, acarreados, muchos mostraron fastidio y cansancio, a grado tal que uno de los promotores oficiales de la 4T llamado Epigmenio Ibarra, se estaba desmayando frente al monumento del Ángel de la Independencia, tuvo que sentarse en el suelo para no caer, significativo adelanto de su derrota.
Héctor B. Parra Rodríguez